domingo, 14 de junio de 2009

Palacio Negro


Ripstein, un director caracterizado por presentar el lado oscuro de la realidad y del destino del hombre, entra a la prisión mexicana de máxima seguridad de 1900-1976, para retratar la historia dentro de sus muros.
El 24 de abril de 1976, 4 hombres se fugaron de la cárcel metropolitana, popularmente conocida como Lecumberri. La fuga sirvió de motivo para la clausura de un lugar que fué testigo de una gran parte de la historia mexicana del siglo XX.
Varios personajes pasaron por sus celdas, desde militares y políticos de la revolución hasta militantes de izquierda de finales de los 60 y principios de los 70. Personajes como Pancho Villa, David Alfaro Siqueiros, Ramón Mercader (asesino de Trotsky), José Agustín, José Revueltas, entre otros.
El realizador se propone como tarea principal, presentar todo el proceso: ingresan nuevos prisioneros (registro y documentación), la vida en prisión (qué actividades hacen, en qué trabajan, qué y dónde comen, qué platican, etc.) y por último, la liberación del prisionero (devolución de pertenencias). Al mismo tiempo, Ripstein se acerca a este espacio y lo observa con cuidado; recorre con su cámara las celdas, los pasillos, las aulas, los patios y las oficinas, y poco a poco va dibujando al méxico de esa época. Un pueblo dominado, pobre y resentido. La gente que habita en las celdas va desde el ser más miserable hasta el más favorecido. Lecumberri es el claro reflejo de un país transformado en una prisión... o viceversa.


Hablando de prisión...


Otra prisión mexicana son las Islas Marías, las cuáles son las únicas islas de todo el continente usadas como cárcel. La colonia penal de islas Marías se resiste a dejar de existir. De este archipiélago del Pacífico mexicano y con más de un siglo funcionando como prisión se han escrito novelas y filmado historias de miedo, represión y castigo.
Están situadas a 120 kilómetros de San Blas, Nayarit y en la colonia penal hay actualmente una población de mil reos y 250 familias.
Durante una época se pretendió cerrarla y convertirla en un lugar de diversión para niños, pero nada de eso pasó, porque hay un plan para reactivar las “cuerdas” (traslado de presos) y enviar allí a 4 mil reos más de todo el país en este sexenio.


Destinada la llamada Isla María Madre a operar desde el 12 de mayo de 1905 como colonia penitenciaria y a que se enviara allí a los criminales más peligrosos; en la actualidad no existe posibilidad de que algún reo de estas características sea admitido dentro de este programa de reactivación del penal. De hecho, a finales de los años 50, se dejó de enviar a reos peligrosos y hasta a los opositores o críticos del gobierno que eran detenidos y encarcelados, y se envió a presos de baja peligrosidad que incluso pueden convivir con sus familias.
La isla María Madre se divide en 10 campamentos y su extensión es de 14 mil hectáreas. Las condiciones en que viven los "colonos (prisioneros)", el que puedan convivir con sus familias y el hecho de que puedan integrarse a verdaderas actividades productivas y laborales, de capacitación y educativas, son las bases para lograr la readaptación social.

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