viernes, 19 de junio de 2009

El Reality de los Friedman


Luis Muñoz era un señor que jugaba tennis en el mismo club que yo, cuando era niño. Entraba a todos los torneos y siempre era pareja en dobles de un conocido de la familia. La verdad no lo conocíamos bien, sólo nos saludabamos por cortesía como lo hace la mayoría de la gente.
Un día llego a casa y mi mamá me enseña el periódico -¿Quién es?- me pregunta. Era un hombre con una expresión de terror en el rostro, sujetando un # no. (clásica foto de convicto). Era él.
A Luis lo acusaban de drogar a niñas de 10-12 años y luego grabarlas en video, desnudas. No recuerdo si lo acusaban de haberlas violado tambien, no estoy seguro, pero probablente.
A diferencia de Arnold Friedman, que lo detuvieron por las revistas que llegaban por correo, a Luis lo detuvieron gracias a que las víctimas hablaron primero y después eso dió paso a una investigación. Los videos fueron encontrados en su casa y eso fue prueba suficiente para enjuiciarlo y mandarlo a la cárcel. En este caso, parece que no hubo ningún tipo de error a nivel jurídico y los medios de comunicación (a pesar de que sucedió en un pueblo chico) se mantuvieron siempre al margen de la situación. En el caso de los Friedman, sucedió todo lo contrario. Culpables o inocentes, toda la parafernalia y la histeria que los rodeó, crearon una enfermiza historia de terror. Y este tipo de terror suele ser el que más nos horroriza, el que sucede en nuestra vida cotidiana, entre la gente que nos rodea.
Este caso muestra qué frágil es el tejido social, que fácil se rompe y se produce el caos.

En los videos caseros, pieza fundamental que explota Jarecki para construir la historia, es donde somos testigos de las peleas y la rabia de una familia que ya no puede ocultar su descomposición.
Gracias a esto, el documental nos descubre la falsedad que se esconde en los hogares de la clase media norteamericana. Vemos a una familia aparentemente felíz, pero en el fondo dañada por la falta de calor maternal de Elaine, la pederastia de Arnold y la fascinación de sus hijos por él.

Al igual que en el documental de Morris, The Thin Blue Line, son evidentes las fallas del sistema judicial. La película nos muestra las irregularidades de un proceso jurídico regido por la manipulación de los medios y de los abogados, la falsedad de los testigos y la escasa fidelidad de las pruebas.
Jarecki, al igual que Morris, nos presenta las grietas en una institución donde no siempre se defiende la verdad.


El punto mas importante del documental es el profundizaje del realizador en la desestructuración familiar, apoyándose en el video doméstico de los Friedman.
Durante el juicio, cuando Arnold se encontraba en arresto domiciliario, los hijos grababan en video las discusiones familiares acerca de lo ocurrido, un hecho que humaniza a éstos seres que surgen como monstruos ante los ojos de la sociedad.
El objetivo de Jarecki es borrar toda clase de mitos y tabúes, y con mucha madurez, darnos la oportunidad de conocer a unos personajes extremadamente complejos, cada uno con una historia digna de ser contada.

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