Dos trabajos extraordinarios del director Armenio, que he decidido presentar por su relación con los trabajos de los directores anteriores.
En uno se muestra un tren urbano, a mas de sesenta años de haber sido filmada Night Mail. Un tren en el que no se trabaja, pero la acción de transportar o de trasladar es la misma. Los rostros de la gente, el sonido del tren, los paisajes y la música, crean una atmósfera que es universal, no importa si lo hizo en Armenia o en algún país del mediterráneo, Peleshian retrata fiel y poéticamente a la humanidad y esa es su mayor contribución al cine.
Ambos trabajos son una revelación, un descubrimiento de la vida misma y la belleza de su principio y su final.
La imagen del bebé y del agua no tiene madre.
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